En un ambiente que combina devoción religiosa y curiosidad científica, el cuerpo de Santa Teresa de Ávila, la mística carmelita del siglo XVI, ha sido expuesto nuevamente al público en la Basílica de la Anunciación de Nuestra Señora del Monte Carmelo. Fallecida en 1582, Teresa está en el centro de una antigua creencia católica: la incorruptibilidad — la idea de que los cuerpos de ciertos santos no se descomponen, como señal divina de santidad.
Sin embargo, esta última exposición llega con una novedad. Por primera vez en más de un siglo, se ha permitido a investigadores estudiar sus restos momificados para tratar de determinar por qué su cuerpo ha resistido el paso del tiempo. La iniciativa ha despertado un intenso debate donde se cruzan la fe, la ciencia y el escepticismo.
Un cuerpo “intacto”... pero incompleto
Se han comparado fotografías de la última exhumación en 1914 con imágenes actuales, aunque la diferencia de calidad —las fotos antiguas son en blanco y negro— dificulta una evaluación precisa. “Es complicado juzgar el estado real de conservación con imágenes tan antiguas”, reconoce uno de los expertos presentes, que ha preferido mantenerse en el anonimato.
Además, el cuerpo no está completo. A lo largo de los siglos, se han extraído varias partes —el corazón, un brazo, una mano y un diente— y se han repartido como reliquias sagradas. Aunque era una práctica habitual en tiempos pasados, hoy en día complica el análisis científico y genera nuevas preguntas.
La santidad bajo el microscopio
Las primeras observaciones apuntan a una momificación natural, un fenómeno poco frecuente pero documentado, causado por factores como la humedad, la composición del suelo o la temperatura. Para los creyentes, sin embargo, la explicación es clara: se trata de un milagro. “Es voluntad de Dios”, afirma María del Pilar, una peregrina venida desde Sevilla. “Ella permaneció intacta por su pureza.”
Los científicos, por su parte, son más cautelosos. Se están realizando análisis químicos y biológicos para entender mejor las razones de esta conservación inusual. Mientras tanto, los escépticos insisten en que la incorruptibilidad carece de pruebas sólidas. “Hasta que la ciencia no ofrezca resultados concluyentes, hablar de milagro es prematuro”, señala un antropólogo especializado en momias históricas.
Un bautismo de fuego para el nuevo papa
El caso se presenta en un momento simbólico para la Iglesia, justo cuando el recién elegido Papa León XIV comienza su pontificado. La manera en que aborde este delicado asunto —entre la tradición y la evidencia científica— podría convertirse en su primera gran prueba. ¿Defenderá la narrativa tradicional de la incorruptibilidad o apostará por un enfoque más racional? Su decisión marcará el tono de un papado que deberá moverse entre la fe y los desafíos del mundo moderno.
Tiberioclaudio99, Public domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=607324
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