El investigador estadounidense Jesse Michels, conocido por su pódcast sobre fenómenos inexplicables, declaró recientemente que viajó a Perú para examinar de cerca las llamadas “momias de tres dedos” descubiertas cerca de Nazca. Estos restos, que algunos presentan como pruebas de vida extraterrestre, siguen generando controversia.
Michels se muestra prudente: asegura que no encontró ninguna evidencia clara que respalde un origen alienígena. Sin embargo, plantea una hipótesis alternativa. Según él, las momias podrían representar “una especie subterránea hasta ahora desconocida”. Esta idea se apoya en el trabajo de un experto en bioinformática que analizó muestras de ADN disponibles públicamente. Los resultados revelaron una mutación genética asociada a la ectrodactilia, una condición congénita que provoca deformaciones en dedos de manos y pies.
Un ejemplo frecuentemente citado es el de una comunidad en el norte de Zimbabue, donde muchos habitantes nacen con lo que se conoce como “síndrome del pie de avestruz”: sus pies presentan solo dos dedos principales, formando una estructura en forma de V.
Para profundizar en esta línea de investigación, Jesse Michels colabora con Colossal Biosciences, una empresa de biotecnología conocida por sus ambiciosos proyectos de “resurrección” de especies extintas, como el tigre de Tasmania, el mamut lanudo o el dodo. La compañía prevé realizar estudios genéticos más detallados sobre nuevas muestras de las momias de Nazca.
Los escépticos, no obstante, recuerdan que investigaciones anteriores concluyeron que estas “criaturas” serían simples ensamblajes de restos humanos y animales. Pero si Colossal llegara a confirmar un patrimonio genético singular —o incluso intentara revivir a estos enigmáticos seres—, el debate en torno a las momias de tres dedos podría adquirir una dimensión inédita, cercana a un verdadero “Parque Jurásico”.
Gemini, CC0, https://gemini.google.com/
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