En abril de 1978, un inquietante y desconcertante suceso marcó para siempre la memoria de un joven adolescente ruso durante lo que debía ser unas tranquilas vacaciones en la región de Ryazán, a unos 200 kilómetros al sureste de Moscú. Décadas después, el incidente sigue generando preguntas y alimentando la curiosidad de quienes se interesan por fenómenos inexplicables.
Valentín Valentinovich Gubsky, de tan solo 14 años en aquel entonces, disfrutaba de las vacaciones de primavera con su familia y algunos amigos en el campo, envuelto en la niebla. Una tarde, al caer el crepúsculo y mientras la niebla cubría las colinas cercanas, Valentín y un amigo salieron a caminar… sin imaginar que vivirían algo fuera de lo común.
Según su testimonio, los dos chicos fueron sorprendidos repentinamente por una serie de destellos brillantes y multicolores que iluminaron el cielo. Poco después, un zumbido mecánico comenzó a escucharse, aproximándose desde una colina cercana. Intrigados pero nerviosos, dirigieron la vista hacia la fuente del sonido—y fue entonces cuando presenciaron algo completamente extraordinario.
A través de la niebla, a unos 20 metros de altura, apareció una figura sombría que se deslizaba lentamente en el aire hacia su posición. Los muchachos quedaron paralizados al ver pasar sobre ellos lo que parecía ser… un hombre volador.
La figura llevaba, según describieron, un traje metálico y plateado que brillaba con la poca luz disponible. Aros metálicos cubrían sus extremidades y torso, y alrededor de su cintura portaba una especie de cinturón voluminoso, que parecía contener un panel de control o dispositivo incrustado.
La figura flotante se desplazó silenciosamente sobre ellos y desapareció en la niebla, sin dejar rastro alguno. No hubo ningún impacto, ni ruidos posteriores, ni evidencia física—solo el relato conmocionado de dos adolescentes.
Las autoridades soviéticas de la época nunca emitieron una declaración oficial sobre el suceso. ¿Fue una prueba militar secreta? ¿Un fenómeno natural malinterpretado? ¿Una alucinación compartida? ¿O, como sostienen algunos investigadores de lo paranormal, una auténtica experiencia de contacto?
Cuarenta y siete años después, el caso Gubsky sigue sin resolverse. Aun así, continúa fascinando a los curiosos del misterio y se suma a la eterna pregunta: ¿Estamos realmente solos en el universo?
Ghirlandajo, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=95670352
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