El 15 de octubre de 1991, ocurrió un evento cósmico excepcional. Ese día, los científicos detectaron la partícula "Oh-My-God" (OMG), un rayo cósmico de alta energía de importancia fundamental. El OMG probablemente era un protón con una energía extraordinariamente alta, superando con creces a todas las partículas subatómicas conocidas.
La velocidad de la partícula OMG se estimó en 0.999 999 999 999 999 999 999 995 veces la velocidad de la luz, convirtiéndola en la partícula masiva más rápida jamás registrada. Este descubrimiento tuvo lugar a las 13 horas, 34 minutos y 16 segundos, gracias al detector de rayos cósmicos HiRes ubicado en el Dugway Proving Ground en Utah, Estados Unidos.
La OMG llevaba una cantidad fenomenal de energía, medida en 50 julios, lo que es varias decenas de millones de veces más energía que las partículas subatómicas aceleradas en el Gran Colisionador de Hadrones. Aunque posteriormente se detectaron otras partículas con energías considerables, incluida una partícula de 32 julios el 3 de diciembre de 1993 y otra que portaba 23 julios el 13 de enero de 2007, el récord establecido por la OMG sigue sin ser igualado. Sin embargo, estadísticamente, es posible que otros rayos cósmicos de muy alta energía que llegan a la Tierra superen la energía de la partícula OMG.
Los científicos han planteado varias hipótesis para explicar la existencia de la partícula OMG, así como la de los rayos cósmicos que superan los 1 × 10^20 electronvoltios (eV). Entre las fuentes posibles se incluyen agujeros negros, especialmente los ubicados en el centro de las galaxias, colisiones de galaxias y las ondas de choque que generan, así como magnetars. Se cree que estas fuentes actúan como aceleradores de partículas, otorgando energías enormes a estas partículas.
Otra teoría considerada es que la partícula OMG no fue acelerada, sino emitida. En este escenario, el mecanismo de emisión podría estar relacionado con fenómenos cósmicos, como el colapso de un defecto topológico como una cuerda cósmica o incluso la desintegración de una partícula hipotética supermasiva llamada "wimpzilla". Sin embargo, es importante señalar que, a pesar de estas hipótesis, no se ha demostrado ninguna explicación definitiva hasta la fecha.
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