El invierno de 1956 sigue marcado por un evento tan inquietante como inexplicable. En una atmósfera fría y oscura, un testigo llamado John Hanks experimentó un encuentro que aún persigue la mente de los entusiastas de lo paranormal. Aquella noche, mientras caminaba tranquilamente a casa después del trabajo, presenció una terrorífica aparición en el cielo.
Según su relato, una entidad demoníaca surgió repentinamente de la oscuridad. La criatura, que medía alrededor de 2,7 metros de altura, tenía una apariencia humanoide pero estaba cubierta de una piel marrón y correosa. Lo que hizo que esta visión fuera aún más desconcertante fue el equipo con el que parecía estar equipada: una extraña estructura metálica con alas mecánicas. El dispositivo, de contornos enigmáticos, estaba cubierto de luces multicolores centelleantes en su parte inferior.
Un detalle aún más fascinante captó la atención de Hanks: en el centro del pecho de la entidad había un panel de control cuadrado que la criatura parecía manipular, presumiblemente para ajustar su vuelo. Además, toda la entidad emitía un espantoso sonido silbante, similar al de una máquina en funcionamiento.
El asombro de John Hanks pronto se convirtió en terror cuando el extraño ser fijó su mirada en él. Unos grandes ojos acuosos y brillantes se clavaron en el testigo petrificado antes de que la criatura desapareciera en la noche a gran velocidad, tan repentinamente como había aparecido.
Este relato, aunque difícil de verificar, ha alimentado numerosas teorías. Algunos lo ven como la manifestación de una entidad extraterrestre, mientras que otros sugieren que fue una alucinación o una mala interpretación de fenómenos naturales. Sin embargo, la precisión de los detalles reportados por Hanks, así como la singularidad de la descripción, dejan un misterio sin resolver.
StarryAI, CC0, https://starryai.com/
