Héctor Londoño, conocido como Víctor Damián Rozo, ha erigido el único santuario en el mundo destinado a rendir culto a Satanás. Descendiente de una pareja de espiritistas, hace más de una década renunció al dios católico para consagrar su vida a Lucifer, a quien considera su único y legítimo padre. Desde entonces, su misión ha sido la de reclutar seguidores luciferinos, reunirlos en su templo y unir sus almas con la del Señor Oscuro. Y él, el mismísimo hijo del diablo, nos guió en una ceremonia estruendosa de purificación luciferina.
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