Hace 6 meses que Turquía
viene profiriendo amenazas contra Francia, Bélgica y Alemania y
conminando esos países a que la ayuden a liquidar el movimiento
kurdo de liberación nacional.
En el plano ideológico, el
régimen de Recep Tayyip Erdogan considera que los turcos son
una «raza superior» y que los kurdos tienen que obedecer o ser
eliminados. Francia, se había comprometido a ayudar a Turquía a
resolver el problema kurdo «sin afectar la integridad de su
territorio», o sea desplazando los kurdos de Turquía hacia Siria.
Pero al no ser ya capaz de cumplir su promesa, Francia fue el primer
país afectado por los atentados. Bélgica, que concede asilo a los
kurdos, acaba de ser el segundo blanco.
Al escoger el blanco de su
acción, todo terrorista busca transmitir un mensaje que justifique
esa acción. Casi siempre, lo importante para los terroristas es ese
mensaje, y no la envergadura de la catástrofe que van a provocar.
Esta última no pasa de ser el instrumento que les permite burlar la
exclusión que les imponen los medios de prensa convencionales, que
les permite ponerse bajo la luz de los reflectores y situarse en el
centro de los debates.
En el caso de los atentados
terroristas de Bruselas, estos pudieran contener varios mensajes, uno
de ellos vinculado a la existencia misma de la Unión Europea. Pero
el mensaje central, un mensaje que el gobierno turco ha estado
repitiendo sin cesar, al igual que diversos grupos estatales y
para-estatales y la prensa turca, tenía que ver con el respaldo de
Bélgica y de la Unión Europea a la causa de los kurdos.
El propio presidente Erdogan,
en medio de la cumbre entre la Unión Europea y Turquía, profería
un violento ataque contra la Unión Europea, acusándola de dar
albergue y apoyo a diversas organizaciones del movimiento de
liberación nacional kurdo.
El diario Star, órgano
oficioso del régimen de Recep Tayyip Erdogan, incluso publicaba como
titular de primera plana de su edición del 22 de marzo de 2016 –o
sea, la misma mañana de los atentados de Bruselas– la siguiente
acusación: «Bélgica, Estado terrorista». La edición
estaba ilustrada con fotografías en las que podían verse kurdos
agitando la bandera de Rojava, la región autónoma del norte de
Siria que ahora sirve de base de retaguardia al PKK y constituye una
importante amenaza para Turquía.
Ese mismo diario publica las
amenazas del presidente Erdogan contra Bélgica.
La edición especial del Star
publicada el 23 de marzo lleva como título «La serpiente que
Bélgica amamantaba le ha mordido el seno», en referencia al
discurso que el presidente turco Erdogan había pronunciado el 18 de
marzo.
Además, el diario islamista
Akita, uno de los órganos del Partido de la Justicia y el Desarrollo
(AKP), retoma el mismo argumento en su primera plana del 23 de marzo,
ilustrada con fotografías del ex diputado Zubair Indar, uno de los
dirigentes del movimiento kurdo de liberación nacional, y de Fehriye
Erdal, acusada esta última del asesinato de Ozdemir Sabanci. Ambos
están refugiados en Bélgica y el diario afirma, en un segundo
titular, «Bélgica apoya a los terroristas».
En su editorial de hoy,
titulado «Quien duerme con el terrorismo, se despierta con él»,
Khanty Ozisik, principal cronista del diario electrónico turco
pro-Erdogan Internethaber.com, escribe textualmente: «El gobierno
que dirige ese país [Bélgica], a pesar de las protestas y
objeciones de Turquía, autoriza y permite que el PKK haga su
propaganda. No dijo ni una palabra cuando el PKK montaba sus tiendas
de campaña y organizaba concentraciones con sus militantes. Por otro
lado, el gobierno belga, al respaldar las Fuerzas de Defensa Popular
(YPG), consideradas como el mayor enemigo del Estado Islámico en
Irak y en Siria, ha actuado como si dijera a los yihadistas “Vengan
a ponerme bombas”.»
Existen documentos y elementos
que demuestran la responsabilidad de Turquía, como también existen
en el caso de los atentados contra Francia. Los atentados perpetrados
en París fueron cometidos para hacer entender a Francois Hollande
–quien había recibido a los dirigentes de las YPG, en uniforme
militar, en la sede de la presidencia francesa– que no podía
volverse atrás en su compromiso de crear un seudo Estado kurdo.
No hay que dejarse engañar
por la identidad de los ejecutores de los atentados, ni por el grupo
al que pertenecen. Turquía es un aliado estratégico del Estado
Islámico y se halla en condiciones de establecer un “contrato”
con los dirigentes de esa organización terrorista.
Espero que el primer ministro
griego y los miembros de su gobierno, cuyas acciones han convertido a
Grecia en rehén de Turquía, lean y analicen todo esto. Si no
despiertan, tendremos que enfrentar cosas que nadie puede imaginarse.
Savvas
Kalèdéridès
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